Hola

Empecé este diario cuando me movía entre asociaciones de vendedores de prensa, quiosqueros -yo era uno de ellos- y asociaciones que trataban de unificar ese sector tan atomizado y echado a perder. Cuando la crisis y otras circunstancias municipales me obligaron a cerrar mi negocio, decidí mantener el blog para ir dejando aquí mis impresiones, no solo acerca de aquello, sino del mundo que me rodea.

Siempre hay cosas que decir, siempre hay algo por lo que luchar...

Tenemos lo que merecemos


Lo digo allá por donde voy y en cada lugar en que me dejan escribir: Los vendedores de prensa tenemos lo que merecemos, que es el caos y el abuso de los que desde arriba pueden darse el lujo de hacer de nosotros el último mono de la cadena de distribución, cuando deberíamos ser el eslabón más importante.

Asamblea general de la Asociación, viernes a las ocho y media de la tarde. Uno espera encontrarse, no digo ya que el local lleno hasta la bandera, pero sí una asistencia medianamente representativa. Y lo que ve es que, para los que estaban allí, en lugar de alquilar un local hubiera sido mejor haber quedado en el bar de la esquina tomando una cerveza.

No valen las excusas de siempre, que si cierro a las nueve, que si no tengo a quien dejar en el quiosco... Algunos de los que estábamos allí cerramos el quiosco media hora antes para poder acudir a la reunión; otros llegaron tarde, pero llegaron. ¿Cómo es posible que compañeros de Villagarcía (Pilar), de Caldas de Reyes (Susana), de Pontevedra (Francisco y Maricarmen) se organicen y hagan media hora o una hora de carretera para estar allí, y los vigueses que están a cinco minutos ni se preocupen por hacer acto de presencia?

Si se quiere, se puede; si se tiene interés no hay excusa que valga.

A lo largo de estos dos o tres últimos años han cerrado en España miles de puntos de venta; pero no se preocupen, los que cierran son los demás, ustedes todavía tienen una clientela que les da de comer. Cada vez menos, cada día las cajas son más bajas, cada semana devuelven más revistas. Pero pasará, aguantaremos. Ya nos preocuparemos cuando los gastos sean mayores que los ingresos, entonces igual nos acordamos de la Asociación y les preguntamos qué pasa, qué están haciendo para arreglar nuestros problemas.

Sí, tenemos lo que merecemos. Qué cómodo es preocuparse solo de uno mismo.