Hola

Empecé este diario cuando me movía entre asociaciones de vendedores de prensa, quiosqueros -yo era uno de ellos- y asociaciones que trataban de unificar ese sector tan atomizado y echado a perder. Cuando la crisis y otras circunstancias municipales me obligaron a cerrar mi negocio, decidí mantener el blog para ir dejando aquí mis impresiones, no solo acerca de aquello, sino del mundo que me rodea.

Siempre hay cosas que decir, siempre hay algo por lo que luchar...

Desayuno con maderos

Es domingo y suena el telefonillo del portal a las seis y media de la mañana. Estoy a pie, desayunando, porque dentro de media hora abro el quiosco, así que me asomo al balcón a ver quién es el idiota que anda molestando a estas horas intempestivas. Hay un tipo, borracho como una cuba, apoyado en la puerta y tocando los timbres. Alguien le abre, que ya hay que echarle huevos a esas horas, y al ceder la puerta el tipo cae al suelo quedando inmóvil con medio cuerpo fuera y medio dentro del portal.

Llamo a la Policía Local y les aviso: Miren que hay un hombre tirado en el portal, no sé si está bien o mal, desde aquí solo le veo las piernas. Vale, ya nos pasamos por ahí. Acabo de desayunar, me visto y a las siete bajo a abrir el quiosco, pero ya no hay nadie en el portal. Hay un cliente esperándome que me dice que había un borracho durmiendo en el suelo pero que acaba de irse dando tumbos calle abajo.

A las siete y media, hacía una hora de mi llamada, aparecen dos motoristas. Desde la puerta del quiosco me preguntan si fui yo el que llamó. Sí, pero el borracho se fue hace media hora. Vale, tronco, parece pensar. Y se largan.

Y yo me quedo pensando que menos mal que solo estaba borracho, que si llega a ser otra cosa más grave y la policía tarda una hora en aparecer, se encuentran un fiambre en el portal.

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