A veces parece que tengo cierta fijación con La Voz y no es eso; pero cuando los problemas vienen siempre del mismo sitio a uno no le queda más remedio que revolverse aunque sepa que no le va a servir de gran cosa. La diferencia de fuerzas es notable, ellos son una gran empresa con grandes medios económicos y yo un simple autónomo empujado a hacer malabares para darle de comer a la familia hasta fin de mes.
Quiero hacer unas aclaraciones acerca de mi anterior entrada en este diario, en la que comentaba el aparente reparto gratuito de periódicos a la puerta de algún colegio cercano. Al parecer algún responsable de La Voz se ha sentido molesto –señal de que nos leen, lo cual me alegra sobremanera- y me ha enviado un recado con algunas aclaraciones. Me dicen que esos periódicos que yo he visto a la puerta del colegio el domingo –día en que el colegio está cerrado-, no quedan a la puerta sino que los repartidores los dejan dentro de la verja; que algún madrugador se dedica a saltarla y sacarlos fuera; y que esos periódicos no son de reparto gratuito, son promociones pagadas por el Banco Pastor y no están allí para el público.
Dicho lo cual también hay que aclarar que obviamente yo no tengo por qué conocer las relaciones comerciales entre La Voz y sus clientes, ni saber quién paga esas promociones ni comprender cual es la razón de dejar tanta prensa en un colegio que está cerrado un domingo. Me atengo a los hechos, y los hechos son que esa prensa, sea por la razón que sea, acaba en la calle al alcance de todo el mundo y perjudicando gravemente a los puntos de venta de la zona. Hechas las aclaraciones no voy a enredar más; la solución pasa por asegurarse de que esa prensa quede fuera del alcance del público. Cómo lo hagan no me importa.
Quiero hacer unas aclaraciones acerca de mi anterior entrada en este diario, en la que comentaba el aparente reparto gratuito de periódicos a la puerta de algún colegio cercano. Al parecer algún responsable de La Voz se ha sentido molesto –señal de que nos leen, lo cual me alegra sobremanera- y me ha enviado un recado con algunas aclaraciones. Me dicen que esos periódicos que yo he visto a la puerta del colegio el domingo –día en que el colegio está cerrado-, no quedan a la puerta sino que los repartidores los dejan dentro de la verja; que algún madrugador se dedica a saltarla y sacarlos fuera; y que esos periódicos no son de reparto gratuito, son promociones pagadas por el Banco Pastor y no están allí para el público.
Dicho lo cual también hay que aclarar que obviamente yo no tengo por qué conocer las relaciones comerciales entre La Voz y sus clientes, ni saber quién paga esas promociones ni comprender cual es la razón de dejar tanta prensa en un colegio que está cerrado un domingo. Me atengo a los hechos, y los hechos son que esa prensa, sea por la razón que sea, acaba en la calle al alcance de todo el mundo y perjudicando gravemente a los puntos de venta de la zona. Hechas las aclaraciones no voy a enredar más; la solución pasa por asegurarse de que esa prensa quede fuera del alcance del público. Cómo lo hagan no me importa.